SILVIA LARRAURI

Recuerdo que de pequeña me sentía absolutamente atraída por todos esos payasos punkys, titiriteros y artistas de la farándula que visitaban mi ciudad en verano. Entonces yo me iba a casa, dibujaba una niña, la pegaba en un palo, sacaba el tendal y me ponía a elucubrar historias para después obligar a toda mi familia a ser espectadora del show. A los 13 años pude corroborar lo irremediable: ¡Ouch! Soy actriz... ¡o algo así!

Actriz-barra-X-barra-artista-barra-creadora-barra llámalo como quieras porque no lo sé ni yo. Me gustan muchas cosas en relación a las artes escénicas, me gusta la creación y por el momento, no me dispongo a elegir nada en concreto. 

Hoy día hago clown y teatro físico, estoy absolutamente motivada con la industria del cine y seguir disfrutando de actuar frente a la cámara, tengo una compañía maravillosa de creación colectiva en la que investigamos nuevos lenguajes escénicos (Aves Migratorias)  y me estoy formando como actriz especialista de acción y lucha escénica entre otros proyectos. 

En un hospital corriente, en el seno de una familia también aparentemente corriente, nació Silvia Larrauri. Los dioses le proclamaron de la generación Z pero no les salió del todo bien. Su madre dice de ella que es un alma vieja. Su abuela, que ¨los trae a todos a mandamiento¨ y ella dice de si misma que es mística y escéptica. Creció y digievolucionó en el País Vasco, criada por una tribu que adora los desayunos largos y las plantas. Fue allí, en su ciudad, donde los clowns punkys y las marionetas le sedujeron. Empezó formándose en varias escuelas de Vitoria y después acabó en la Esad de Castilla y León. Hizo su Erasmus correspondiente en Estonia, actúo en Francia, en Hungría... Al terminar la carrera huyó despavorida a estudiar Artes Escénicas a la Universidad de Surakarta en Indonesia con una beca. Viajar sola y mochilear siempre le viene bien. Allí estudió con varias familias danza ritual y la técnica de la máscara ancestral. Al volver se fue a Madrid y comenzó a trabajar en Conde Duque con Las Aves Migratorias de Madrid entre otras muchas cosas, se puso a investigar nuevos lenguajes de la escena contemporánea. Desde los payasos punkys, pasando por Lorca, Chejov, la Máscara, Danza Ritual oriental, hasta llegar a la Performance...¡Y todo le gusta oye! Silvia siente que vive a caballo entre lo antiguo y lo nuevo. El folclore tradicional y lo contemporáneo. Sus intereses artísticos son algo así como un viejo proverbio chino escrito en luces de neón. 

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